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viernes, 25 de mayo de 2012

La luz dorada del hayedo en otoño. Coste y razón

Hayedo de Carrales, Burgos. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
 ¿A cuento de qué viene hablar de hayedos en otoño en mayo?

Hay dos razones.
La primera es que me gusta meterme conmigo y recordar que hace exactamente un año escribí que relacionar los conceptos hayedo y otoño era caer en el tópico. Bien, reconozco que a la primera ocasión que tuve —es decir, en noviembre— me fui disparado a buscar un hayedo en el que pasear.
La segunda es la importante, y es para describir cómo fue el proceso que me llevó a pasar un fin de semana en una zona de España con el hayedo como argumento del viaje.
Un día pensé que estaría bien dar una buena caminata por un hayedo. No me apetecía visitar los más conocidos (Irati, Tejera Negra, etc.), porque valoraba más la tranquilidad que la espectacularidad. Pensé que Burgos tendría muchas cosas que ofrecer en ese sentido.
Así que hice lo que hacemos todos: fui a Google, tecleé hayedo y Burgos y entré en la primera opción que me daban.
Así encontré esta entrada en el blog Tierras de Burgos en el que se describe una ruta de senderismo por el hayedo de Carrales. Me gustó. Estaba decidido el destino.
Lo localicé y, a continuación, busqué entre mis guías y revistas documentación sobre la zona, que es realmente interesante: a pocos kilómetros hay pueblos espectaculares como Frías, Oña, Puentedey, San Pantaleón, además de un paisaje de desfiladeros, bosques frondosos, pueblecitos pintorescos y algunos monumentos megalíticos.
Salimos de Madrid en coche y después de pasar Burgos paramos en un bar de un pueblo y nos tomamos unas raciones —morcilla de Burgos y otras cosas— con unas bebidas: 8'80 euros.
Por la noche alquilamos una habitación doble en un hotel de Cilleruelo de Bezana: habitación doble, dos cenas y dos desayunos: 77'00 euros.
Por la mañana, en una tienda cercana al hotel, compramos unas viandas para hacer un bocata donde nos pillara el hambre: 4'85 euros.
En Puentedey encontramos al frutero-verdulero que tenía de todo, así que aprovechamos e hicimos una compra bestial: 37'20 euros, que incluyó un tarro de miel local. Y un café en Oña: 1'10 euros.
Tanto a la ida como a la vuelta echamos gasolina (con los vaivenes del céntimo sanitario, en ese momento estaba menos cara en Castilla-León que en Madrid), pero ese gasto no lo incluyo porque sólo cuento los que hicimos en negocios locales. No pagamos la entrada al castillo de Frías porque llegamos tarde y no pudimos visitarlo.
Sumando todo me sale un monto de 128'95 euros que dejamos en diferentes negocios locales. A cambio paseamos por un hayedo otoñal, visitamos pueblos encantadores, conocimos mundo, disfrutamos un montón y a la vuelta no podíamos cerrar la puerta de la nevera. Todavía queda miel.
No sé si 128'95 euros es mucho o poco, pero sí sé que es más que nada. Y que en ésta es la madre del cordero del turismo: disfrutas, aprendes, lo pasas bien, y a cambio colaboras en el mantenimiento de la economía local.
Y no hay que olvidar que todo ello vino gracias a la información ofrecida por el blog Tierras de Burgos, a cuyo autor no tengo el gusto de conocer pero a quien le estoy muy agradecido por hacerme descubrir ese rincón de Burgos. Puedo afirmar rotundamente que no habríamos ido a esa zona y no habríamos gastado un euro en ella si no hubiéramos encontrado toda la información y la inspiración necesaria entre sus posts.

martes, 29 de noviembre de 2011

El Museo Raphael de Linares, Jaén


Museo Raphael, Linares. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
En marzo de 2011 se inauguró en Linares (Jaén) un museo dedicado a Raphael. Este museo forma parte de las instalaciones abiertas en El Pósito, un edificio histórico de gran interés en donde se hace un repaso de diferentes aspectos de la historia y la cultura linarenses, como la minería, el flamenco y el toreo. En este sentido cabe recordar que personajes muy conocidos de estos campos como Carmen Linares y Palomo Linares son, como Raphael, nacidos en Linares. Andrés Segovia, otro linarense muy ilustre, tiene un espacio dedicado en su casa natal.
Esto es lo primero que se ve al entrar en el Museo Raphael:


El museo Raphael contiene una ingente cantidad de material original en el que se repasa la vida y la carrera del cantante: fotos, carteles (incluido uno en el que lo comparan con Tom Jones, Bob Dylan y Elvis Presley), trajes, las portadas de todos sus discos, partituras, cómics, piezas de mobiliario, objetos personales, etc. También está su partida de nacimiento (una de las pocas ocasiones de ver su nombre sin ph) y, por supuesto, la extraordinaria colección de premios. Entre la inmensa cantidad de discos de oro, platino, etc. destaca especialmente el primer disco de uranio que se concedió en el mundo. Sólo hay dos más, los de Michael Jackson y Queen, y hace tiempo que esta categoría de premio desapareció.

Museo Raphael, Linares. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Recorrer este espacio supuso, para mí, adentrarme de golpe en un mundo de recuerdos, de momentos casi olvidados, de tardes de cine, de noches de televisión... Raphael forma parte de la banda sonora de mi vida. Una parte de la banda sonora desprestigiada durante años. En mi juventud parecía que estaba mal visto que te gustara Raphael, que era más para nuestras madres o para niñas cursis. Nosotros, tipos duros y modernos, estábamos en otra historia, pensábamos.

Museo Raphael, Linares. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Hasta que me di cuenta de lo que era Raphael.
Ocurrió hace muchos, muchos años, durante un viaje por Sudamérica. Un día me encontraba comiendo en un restaurante del centro de Lima y había una radio a todo volumen que emitía un programa musical. Una tras otra, mientras daba cuenta de un menú ejecutivo, aguantaba canciones espantosas con letras infames, música repetitiva y voces insoportables. De repente, pusieron una canción de Raphael, y me pareció que el local se iluminaba. ¡Qué diferencia con el resto! Tengo que decir que me alegró la comida y el día. Fue una especie de revelación, una versión de andar por casa de la conversión de Saulo en el camino de Damasco. Desde entonces, digan lo que digan los demás, tengo en muy alta estima a Raphael.

Museo Raphael, Linares. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
P.D. El Museo Raphael (de entrada gratuita, como todas las salas de El Pósito de Linares) es el primero que encuentro en que no te dan un audífono normal y corriente para que hagas tu visita sino una tableta que ofrece una presentación multimedia. Raphael, siempre, en la vanguardia.

lunes, 28 de noviembre de 2011

La Sinagoga del Agua de Úbeda, Jaén: tres historias curiosas


Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
En la última entrada de este blog describía una visita a la Sinagoga del Agua de Úbeda pero decía que había varios detalles curiosos que dejaba para otra ocasión.
El primero de ellos hace referencia a que la primera estancia que se visita en la sinagoga reproduce el despacho de un inquisidor. Algo que no te imaginas al visitar una sinagoga.
Esta elección tiene que ver con el hecho muy curioso de que el edificio contiguo al de la sinagoga ostenta en su fachada (aunque algo dañado, y por eso no se aprecia bien) el escudo de la Inquisición, lo que permite suponer que era la residencia del señor inquisidor.

A la izquierda, Sinagoga del Agua, y a continuación la casa con el escudo de la Inquisición, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

¿Sabía el señor inquisidor que vivía pared con pared con lo que había sido una sinagoga? Doy la palabra a Andrea Pezzini, el guía de ArtificiS que nos mostró este espacio (además de llevarnos por toda Úbeda y Baeza), que sabe mucho del tema:




Como bien dice Andrea en el vídeo, la Sinagoga del Agua está abierta al público sólo desde febrero de 2010. Aquí empieza otra historia apasionante.
Hace unos años, Fernando Crespo, un promotor inmobiliario y constructor compró junto a sus socios tres edificios contiguos para reformarlos y hacer en ellos apartamentos, locales comerciales y aparcamientos. En cuanto iniciaron las obras de derribo y desescombro empezaron a aparecer elementos -arcos, capiteles, forjados preciosos, tinajas... - que le hicieron pensar que estaba, inesperadamente, frente a algo realmente importante. Se dio cuenta del valor cultural que tenía todo lo que encontraba y cambió el proyecto de la obra para salvaguardar lo hallado y poder seguir con su negocio. Hasta cuatro veces modificó el proyecto porque estaba convencido de que había que salvar, proteger y dar valor a lo que encontraba.

Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Lo más fácil hubiera sido arrasar con todo, extraer las piezas de interés (para incorporarlas a su colección privada o venderlas), y seguir adelante con su proyecto original, por el que sacaría un buen pellizco. Sin embargo, y esto nadie se lo agradecerá nunca lo suficiente, prefirió asumir una gran cantidad de pérdidas (una obra muy lenta, además de no hacer uno de los apartamentos previstos ni los locales ni el aparcamiento) y sacar a la luz (con un trabajo ingente y precioso de muchos profesionales) el tesoro que ahora se puede visitar.

Fernando Crespo, dueño de la Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Y una tercera historia curiosa, un detalle de la anterior.
Estos edificios han estado habitados, con diferentes modificaciones de los espacios interiores, desde hace siglos; hasta siete familias han vivido a la vez en esta espacio. Las tres salas inferiores estaban llenas de escombro y cascajo. De hecho, en lo que ahora aparece como la sinagoga hubo hasta hace pocos años una peluquería, con las arcadas cegadas por tabiques. En algún momento de la obra, tirando paredes, apareció una pequeña orza, una vasija. Se pararon a ver qué era, y en su interior apareció un papel doblado. Lo desdoblaron y encontraron una frase escrita con una caligrafía indecisa y algunas faltas de ortografía:


Papel encontrado durante las obras en la Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
“En diciendome la verdad y entregándome el papel, lo digo todo”.
Es difícil contenerse y no dar rienda suelta a la imaginación. El papel en el que está escrito es relativamente reciente, probablemente de mediados del siglo XX ¿Sabía la persona que escribió estas frases lo que había oculto en estos edificios de pisos modestos y una honrada peluquería de barrio? Quien descubriera el papel estaría en camino de descubrir el secreto. La verdad, el papel, el tesoro y el secreto irían todos juntos. Ese secreto que el señor inquisidor del s.XVI tal vez conociera, lo que en vez de destruir preservó, ¿se había transmitido de generación en generación, durante siglos? Una persona sensata diría que no. Lo que sí es razonable pensar es que quien lo escribió sabía que allí había algo oculto, aunque probablemente no imaginara que fuera una antigua sinagoga y un micve. Probablemente...  

miércoles, 23 de noviembre de 2011

La increíble historia de la iglesia construida encima de un río en Cazorla, Jaén

Bóveda sobre el río Cerezuelo, Cazorla, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Hasta el año pasado no era posible conocer el tesoro más insólito de Cazorla. Desde agosto de 2010, convenientemente restaurada y acondicionada, es posible visitar la bóveda sobre el río Cerezuelo lo que, a su vez, da un valor extraordinario a las ruinas de la iglesia de Santa María, que se encuentran justo encima. Algo único en Europa.
Vamos a hacer un poco de historia. En 1212 Alfonso VIII de Castilla gana la batalla de Las Navas de Tolosa, en la provincia de Jaén. Algo muy interesante porque posibilita un gran avance del reino de Castilla sobre amplias zonas de Andalucía. Pero también un verdadero lío porque el rey no tiene la capacidad de asumir directamente las tareas de poblar y organizar estos territorios. Es por ello que sus sucesores Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio desarrollan la figura del adelantado, que viene a ser un representante del poder real en estos territorios recién conquistados. En 1231, Fernando III crea el adelantamiento de Cazorla, un señorío que entrega al Arzobispado de Toledo (que había participado activamente en la batalla de Las Navas de Tolosa). Este señorío proporciona sustanciosos beneficios además de gran prestigio a sus titulares.

Cazorla, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Todo va bien hasta que tres siglos después entra en escena Francisco de los Cobos, secretario de Estado del emperador Carlos V y natural de Úbeda (Jaén). Este Francisco de los Cobos es uno de los muchos personajes fascinantes de nuestra historia pero de los que lo desconocemos casi todo. Cualquiera que viaje por Jaén encontrará su presencia en diferentes lugares, siendo el más notable la capilla del Salvador de Úbeda. Resulta chocante descubrir que la iglesia más vistosa de esta ciudad monumental no es otra cosa que la capilla del panteón del tal Francisco de los Cobos. Es el no va más de la arquitectura religiosa privada del Renacimiento español.

Capilla del Salvador, Úbeda, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Francisco de los Cobos, como sombra fiel e interesada del emperador Carlos V, va acumulando poder, riquezas e influencia, y pone los ojos en los terrenos del adelantamiento de Cazorla, cercanos a su lugar de nacimiento. Pero son del arzobispo de Toledo, le dice el emperador. Es tal la matraca que le da al pobre emperador que éste va y en 1534 le concede el adelantamiento con carácter hereditario a su secretario.
Es de señalar que Cobos había acompañado al emperador a Italia para la ceremonia de coronación en Bolonia. Allí descubre el Renacimiento. Y a Tiziano, a quien acaba convirtiendo en el pintor favorito del Emperador. Y descubre la capacidad del arte como manifestación de poder.

Detalle de la iglesia de Santa María, Cazorla, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Todo esto viene a cuento de que quiere manifestar este poder en Cazorla con la construcción de una iglesia mayor. Sólo que hay un pequeño problema: no hay sitio. Cazorla se levanta como puede agarrada a los peñascos de la sierra, con el castillo de Yedra en lo alto de un risco. El río Cerezuelo corre entre los riscos e impide que la población crezca. No hay modo.
Entonces llegamos a la parte más delirante de la historia. Francisco de los Cobos trae a Cazorla a Andrés de Vandelvira, tal vez el más grande arquitecto renacentista español, que le ofrece una solución insólita: encauzar el río Cerezuelo y cubrirlo con una bóveda, lo que generaría un espacio suficientemente grande como para levantar encima la iglesia, abrir una gran plaza y, además, posibilitar la expansión de Cazorla.

Detalle de la iglesia de Santa María, Cazorla, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Debió de ser una obra titánica, de una osadía técnica y financiera sin par. Hay que recordar que la bóveda mide ¡123 metros de longitud! Si había que demostrar poderío, ahí estaba Cobos. Si había que pagarlo, ahí estaba él. Si había que traer al mejor arquitecto, lo traía él. Así se demostraba la diferencia entre él y esos meapilas buenos para nada que los arzobispos de Toledo habían nombrado adelantado durante tres siglos.

Bóveda sobre el río Cerezuelo, Cazorla, Jaén. Imagen: Ángel M. Bermejo (c)

Una vez terminada la bóveda se consiguió un gran espacio llano para levantar la iglesia de Santa María, el Ayuntamiento y todavía quedaba sitio para una gran plaza, la de Santa María. Todo ello modificaba completamente la estructura urbana de Cazorla. Hay pinturas de hace siglos que plasman esta nueva organización urbana, con el río corriendo debajo de la iglesia y la plaza.

Panorámica de Cazorla, Pintura de los Nerios del s.XVIII. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Detalle de la anterior. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
De la iglesia de Santa María quedan sólo las ruinas, aunque son restos que permiten imaginar la magnificencia del proyecto. Se sabe que a finales del s.XVII hubo una gran tormenta, que el río arrastró tanto material que atoró el conducto subterráneo y por tanto la corriente desbordada pasó por encima arrasando la iglesia, dejando los restos que conocemos. Luego pasaron por aquí las tropas napoleónicas (recordemos que Bailén, la de la batalla, también está en Jaén), que probablemente hicieran algún destrozo más.

Detalle de la iglesia de Santa María,, Cazorla, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
¿Fin de la historia?
No, las cosas no están del todo claras. Hay que saber que el arzobispado de Toledo no se quedó de brazos cruzados cuando le quitaron el adelantamiento de Cazorla, y en 1634 consiguió que se lo devolvieran, quitándoselo a los descendientes de Cobos, los marqueses de Camarasa. Es muy probable que la iglesia no estuviera terminada por entonces, y en venganza la dejaran inconclusa, para demostrar que todo había sido, en realidad, la manifestación de la vanidad y la arrogancia de ese advenedizo.

Otra pintura que muestra a la iglesia encima de la bóveda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Esta visita a la bóveda y a la iglesia no es sólo un recorrido turístico. En realidad es un paseo por algunos aspectos de la condición humana: el ansia de poder, la vanidad, la osadía, la venganza...

lunes, 21 de noviembre de 2011

Jaén: Sierras de Cazorla, Segura y las Villas ¿Parque Natural o Parque Cultural?


P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

En España existen diferentes figuras de protección de espacios naturales, siendo las más conocidas las de Parque Nacional y Parque Natural. Una de las diferencias fundamentales entre ambas es que en un parque nacional no hay población humana estable (aunque hay alguna que otra excepción) mientras que en un parque natural sí puede haber población fija y se pueden llevar a cabo más actividades económicas que en el primero. En principio se puede pensar que los parques nacionales son más valiosos, que protegen espacios más puros, hermosos e importantes que los parques naturales.
Sin embargo, por esta misma definición, me parecen más interesantes los parques naturales, porque representan la posibilidad de una (razonablemente) buena relación entre el hombre y la naturaleza.
El Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas es el más extenso (2.143 km cuadrados) de los espacios protegidos españoles (es mayor que la provincia de Guipúzcoa, y casi igual a la de Vizcaya). Es una de las joyas de la provincia de Jaén, un extraordinario paisaje montañoso con curiosas formaciones geológicas, espesos bosques y abundante fauna (cabra hispánica, ciervo, jabalí, águila real, buitre leonado, etc.). En su interior se encuentra el nacimiento de los ríos Guadalquivir y Segura. Dentro de sus límites se han catalogado más de 2.000 especies de flora, y está considerado el segundo lugar con más endemismos de la península Ibérica. El recordado Félix Rodríguez de la Fuente lo sabía y rodó en este espacio muchos de los capítulos de la serie ibérica de El hombre y la tierra, su gran serie documental
Así que una visita a este parque ofrece la posibilidad de disfrutar de la naturaleza, hacer un poco de ejercicio, tener experiencias nuevas (como ver decenas de mamíferos salvajes desde el coche) y hacer descubrimientos sorprendentes.
Algunas de estas posibilidades, que viví en una visita de un solo día (hay infinidad de ellas más), fueron:
Caminar por el curso alto del arroyo Borosa:

Río Borosa, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Río Borosa, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Descubrir especies insólitas de flora como la Arenaria alfacarensis, que si las tocas se mueren:

Arenaria alfacarensis, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Descansar junto al nacimiento del río Guadalquivir:



Nacimiento del Guadalquivir, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Imagen: Ángel M. Bermejo (c)


Descubrir fósiles de animales marinos donde menos te lo esperas:

P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Caminar por el sendero de los tejos milenarios y llegar al que muchos consideran el árbol más viejo de Europa, con más de 2.000 años.

Tejo milenario, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Pero insisto en que me parece más interesante la mezcla de lo humano con lo natural. Y hay muchos más ejemplos de lo que parece a primera vista.
Por ejemplo, hay que tener en cuenta que buena parte de la gran masa arbolada del parque (se calcula que hay 200 millones de pinos) es de especies introducidas por el hombre, porque las especies autóctonas son el roble, la encina, el enebro, el quejigo, el madroño, etc. Esto enlaza con la curiosa historia de que parte de estos montes del interior de Andalucía fuera declarada en 1748 nada menos que provincia marítima, para explotar la madera para las necesidades de la Armada.

P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

También hay que tener en cuenta que especies muy vistosas de mamíferos como el gamo y el muflón han sido introducidas por el hombre (otras especies, que sí existieron y habían desaparecido, han sido reintroducidas). Que ello trajo consigo la desaparición del corzo. Que el lobo también ha desaparecido por la presión humana, lo que a su vez ha propiciado el aumento de población de los jabalíes. Que todos los quebrantahuesos que hay ahora en el parque (y en toda Andalucía) han sido también reintroducidos.

Burunchel, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Más allá de las pueblos que hay dentro de los límites del parque (en donde viven unas 20.000 personas), el monte ha sido un lugar explotado por el hombre desde tiempo inmemorial: se obtenía madera, piñones, resina, liquen, carbón, plantas medicinales, había caza, ganadería, etc., lo que ha llegado a crear un paisaje cultural, resultado del uso, del saberse adaptar, de vivir con la naturaleza.

Eléboro fétido, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Muchas plantas tenían un uso. Una de las más peculiares es el eléboro fétido (Helleborus foetidus), la más venenosa de la sierra. Esta planta es altamente tóxica por lo que se utilizaba para envenenar puntas de flecha, de ahí uno de sus nombres populares, la planta ballestera. La peculiar forma de sus hojas le ha dado también otro nombre: la marihuana de los tontos.
Uno de los aspectos más sorprendentes, por que lo ignoraba todo sobre ello, es lo que en la zona llaman resiego.



Resiego, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Imagen Ángel M. Bermejo (c)
Es un concepto interesante: obtener un beneficio de un árbol, de un ser vivo, pero sin acabar con él, para poder volver a utilizarlo en el futuro. Ahora llamamos a eso “desarrollo sostenible”, pero la idea, con otro nombre, o incluso sin nombre, se ha aplicado en estas sierras desde tiempo inmemorial. Tal vez entrara dentro de lo que se consideraba “sentido común”.
Del viaje al Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas me quedo con la idea de haber caminado por un paisaje cultural. Y con el detalle del resiego, que da mucho en qué pensar. ¿Habías oído hablar del resiego alguna vez?






Algunas recomendaciones:
Restaurante El Curro, Burunchel, La Iruela 


viernes, 18 de noviembre de 2011

15 razones emocionantes para hacer una microescapada a Jaén

Todavía hay quien piensa que la provincia de Jaén es el tramo de carretera que hay que atravesar para llegar a Córdoba, Granada y Sevilla. Si eres de ellos, aquí van 15 razones emocionantes para desviarte, detenerte y, llegado el caso, perderte por esta provincia tan poco conocida. 

P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c) 
1. Ceder el paso a quien se lo merece en el Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas.



Espacio Carmen Linares en El Pósito, Linares. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
2. Ver el espacio dedicado a Carmen Linares en Linares y poner su música en el iPod en momentos especiales del viaje.



Nacimiento del Guadalquivir. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
3. Dejarte salpicar por el Guadalquivir en su misma fuente.



Fachada del instituto donde Machado dio clases. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
4. Seguir la huella de Antonio Machado en Baeza.



Cauce subterráneo del río Cerezuelo, Cazorla. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
5. Atravesar los secretos subterráneos de Cazorla.



Dehesa La Marquesa. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
6. Ir a ver toros de lidia, fuertes y poderosos, y enamorarte de un becerro de pocos días.



Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
7. Sentir que te sumerges en la historia desconocida en la Sinagoga del Agua de Úbeda.



Examen de una aceituna cogida del olivo. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
8. Analizar hasta el último detalle el mundo de la aceituna y de su hijo milagroso, el aceite de oliva virgen extra.



Tejo milenario en el P. Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
9. Sentarte junto a un tejo y pensar que los constructores del acueducto de Segovia también pudieron hacerlo. Junto al mismo tejo.



Baeza. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
10. Pasear por Baeza de noche.



Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
11. Descubrir detalles inesperados en las fachadas de los edificios de Úbeda.



Alcuza del taller de Tito, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
12. Enterarte de que tienes una alcuza en casa y tú sin saberlo.





13. Plantarte en un lugar de Úbeda y dejar que pase la vida a tu lado.




Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
14. Asomarte a un mirador, ver el paisaje repeinado del mar de olivos y preguntarte por qué ahí en el centro a la izquierda se han dejado un trozo sin plantar.




Salmorejo en restaurante El Curro, La Iruela. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
15. Pensar mucho mucho para decidir cuál es el plato que más te ha gustado de todos los que has comido.

Y una más de ñapa:


Baeza. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Encontrar tu nombre en una pintada de 1669. Yo descubrí el mío en esta portada ¿Lo ves?