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miércoles, 23 de noviembre de 2011

La increíble historia de la iglesia construida encima de un río en Cazorla, Jaén

Bóveda sobre el río Cerezuelo, Cazorla, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Hasta el año pasado no era posible conocer el tesoro más insólito de Cazorla. Desde agosto de 2010, convenientemente restaurada y acondicionada, es posible visitar la bóveda sobre el río Cerezuelo lo que, a su vez, da un valor extraordinario a las ruinas de la iglesia de Santa María, que se encuentran justo encima. Algo único en Europa.
Vamos a hacer un poco de historia. En 1212 Alfonso VIII de Castilla gana la batalla de Las Navas de Tolosa, en la provincia de Jaén. Algo muy interesante porque posibilita un gran avance del reino de Castilla sobre amplias zonas de Andalucía. Pero también un verdadero lío porque el rey no tiene la capacidad de asumir directamente las tareas de poblar y organizar estos territorios. Es por ello que sus sucesores Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio desarrollan la figura del adelantado, que viene a ser un representante del poder real en estos territorios recién conquistados. En 1231, Fernando III crea el adelantamiento de Cazorla, un señorío que entrega al Arzobispado de Toledo (que había participado activamente en la batalla de Las Navas de Tolosa). Este señorío proporciona sustanciosos beneficios además de gran prestigio a sus titulares.

Cazorla, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Todo va bien hasta que tres siglos después entra en escena Francisco de los Cobos, secretario de Estado del emperador Carlos V y natural de Úbeda (Jaén). Este Francisco de los Cobos es uno de los muchos personajes fascinantes de nuestra historia pero de los que lo desconocemos casi todo. Cualquiera que viaje por Jaén encontrará su presencia en diferentes lugares, siendo el más notable la capilla del Salvador de Úbeda. Resulta chocante descubrir que la iglesia más vistosa de esta ciudad monumental no es otra cosa que la capilla del panteón del tal Francisco de los Cobos. Es el no va más de la arquitectura religiosa privada del Renacimiento español.

Capilla del Salvador, Úbeda, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Francisco de los Cobos, como sombra fiel e interesada del emperador Carlos V, va acumulando poder, riquezas e influencia, y pone los ojos en los terrenos del adelantamiento de Cazorla, cercanos a su lugar de nacimiento. Pero son del arzobispo de Toledo, le dice el emperador. Es tal la matraca que le da al pobre emperador que éste va y en 1534 le concede el adelantamiento con carácter hereditario a su secretario.
Es de señalar que Cobos había acompañado al emperador a Italia para la ceremonia de coronación en Bolonia. Allí descubre el Renacimiento. Y a Tiziano, a quien acaba convirtiendo en el pintor favorito del Emperador. Y descubre la capacidad del arte como manifestación de poder.

Detalle de la iglesia de Santa María, Cazorla, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Todo esto viene a cuento de que quiere manifestar este poder en Cazorla con la construcción de una iglesia mayor. Sólo que hay un pequeño problema: no hay sitio. Cazorla se levanta como puede agarrada a los peñascos de la sierra, con el castillo de Yedra en lo alto de un risco. El río Cerezuelo corre entre los riscos e impide que la población crezca. No hay modo.
Entonces llegamos a la parte más delirante de la historia. Francisco de los Cobos trae a Cazorla a Andrés de Vandelvira, tal vez el más grande arquitecto renacentista español, que le ofrece una solución insólita: encauzar el río Cerezuelo y cubrirlo con una bóveda, lo que generaría un espacio suficientemente grande como para levantar encima la iglesia, abrir una gran plaza y, además, posibilitar la expansión de Cazorla.

Detalle de la iglesia de Santa María, Cazorla, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Debió de ser una obra titánica, de una osadía técnica y financiera sin par. Hay que recordar que la bóveda mide ¡123 metros de longitud! Si había que demostrar poderío, ahí estaba Cobos. Si había que pagarlo, ahí estaba él. Si había que traer al mejor arquitecto, lo traía él. Así se demostraba la diferencia entre él y esos meapilas buenos para nada que los arzobispos de Toledo habían nombrado adelantado durante tres siglos.

Bóveda sobre el río Cerezuelo, Cazorla, Jaén. Imagen: Ángel M. Bermejo (c)

Una vez terminada la bóveda se consiguió un gran espacio llano para levantar la iglesia de Santa María, el Ayuntamiento y todavía quedaba sitio para una gran plaza, la de Santa María. Todo ello modificaba completamente la estructura urbana de Cazorla. Hay pinturas de hace siglos que plasman esta nueva organización urbana, con el río corriendo debajo de la iglesia y la plaza.

Panorámica de Cazorla, Pintura de los Nerios del s.XVIII. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Detalle de la anterior. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
De la iglesia de Santa María quedan sólo las ruinas, aunque son restos que permiten imaginar la magnificencia del proyecto. Se sabe que a finales del s.XVII hubo una gran tormenta, que el río arrastró tanto material que atoró el conducto subterráneo y por tanto la corriente desbordada pasó por encima arrasando la iglesia, dejando los restos que conocemos. Luego pasaron por aquí las tropas napoleónicas (recordemos que Bailén, la de la batalla, también está en Jaén), que probablemente hicieran algún destrozo más.

Detalle de la iglesia de Santa María,, Cazorla, Jaén. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
¿Fin de la historia?
No, las cosas no están del todo claras. Hay que saber que el arzobispado de Toledo no se quedó de brazos cruzados cuando le quitaron el adelantamiento de Cazorla, y en 1634 consiguió que se lo devolvieran, quitándoselo a los descendientes de Cobos, los marqueses de Camarasa. Es muy probable que la iglesia no estuviera terminada por entonces, y en venganza la dejaran inconclusa, para demostrar que todo había sido, en realidad, la manifestación de la vanidad y la arrogancia de ese advenedizo.

Otra pintura que muestra a la iglesia encima de la bóveda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Esta visita a la bóveda y a la iglesia no es sólo un recorrido turístico. En realidad es un paseo por algunos aspectos de la condición humana: el ansia de poder, la vanidad, la osadía, la venganza...

lunes, 21 de noviembre de 2011

Jaén: Sierras de Cazorla, Segura y las Villas ¿Parque Natural o Parque Cultural?


P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

En España existen diferentes figuras de protección de espacios naturales, siendo las más conocidas las de Parque Nacional y Parque Natural. Una de las diferencias fundamentales entre ambas es que en un parque nacional no hay población humana estable (aunque hay alguna que otra excepción) mientras que en un parque natural sí puede haber población fija y se pueden llevar a cabo más actividades económicas que en el primero. En principio se puede pensar que los parques nacionales son más valiosos, que protegen espacios más puros, hermosos e importantes que los parques naturales.
Sin embargo, por esta misma definición, me parecen más interesantes los parques naturales, porque representan la posibilidad de una (razonablemente) buena relación entre el hombre y la naturaleza.
El Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas es el más extenso (2.143 km cuadrados) de los espacios protegidos españoles (es mayor que la provincia de Guipúzcoa, y casi igual a la de Vizcaya). Es una de las joyas de la provincia de Jaén, un extraordinario paisaje montañoso con curiosas formaciones geológicas, espesos bosques y abundante fauna (cabra hispánica, ciervo, jabalí, águila real, buitre leonado, etc.). En su interior se encuentra el nacimiento de los ríos Guadalquivir y Segura. Dentro de sus límites se han catalogado más de 2.000 especies de flora, y está considerado el segundo lugar con más endemismos de la península Ibérica. El recordado Félix Rodríguez de la Fuente lo sabía y rodó en este espacio muchos de los capítulos de la serie ibérica de El hombre y la tierra, su gran serie documental
Así que una visita a este parque ofrece la posibilidad de disfrutar de la naturaleza, hacer un poco de ejercicio, tener experiencias nuevas (como ver decenas de mamíferos salvajes desde el coche) y hacer descubrimientos sorprendentes.
Algunas de estas posibilidades, que viví en una visita de un solo día (hay infinidad de ellas más), fueron:
Caminar por el curso alto del arroyo Borosa:

Río Borosa, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Río Borosa, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Descubrir especies insólitas de flora como la Arenaria alfacarensis, que si las tocas se mueren:

Arenaria alfacarensis, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Descansar junto al nacimiento del río Guadalquivir:



Nacimiento del Guadalquivir, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Imagen: Ángel M. Bermejo (c)


Descubrir fósiles de animales marinos donde menos te lo esperas:

P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Caminar por el sendero de los tejos milenarios y llegar al que muchos consideran el árbol más viejo de Europa, con más de 2.000 años.

Tejo milenario, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Pero insisto en que me parece más interesante la mezcla de lo humano con lo natural. Y hay muchos más ejemplos de lo que parece a primera vista.
Por ejemplo, hay que tener en cuenta que buena parte de la gran masa arbolada del parque (se calcula que hay 200 millones de pinos) es de especies introducidas por el hombre, porque las especies autóctonas son el roble, la encina, el enebro, el quejigo, el madroño, etc. Esto enlaza con la curiosa historia de que parte de estos montes del interior de Andalucía fuera declarada en 1748 nada menos que provincia marítima, para explotar la madera para las necesidades de la Armada.

P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

También hay que tener en cuenta que especies muy vistosas de mamíferos como el gamo y el muflón han sido introducidas por el hombre (otras especies, que sí existieron y habían desaparecido, han sido reintroducidas). Que ello trajo consigo la desaparición del corzo. Que el lobo también ha desaparecido por la presión humana, lo que a su vez ha propiciado el aumento de población de los jabalíes. Que todos los quebrantahuesos que hay ahora en el parque (y en toda Andalucía) han sido también reintroducidos.

Burunchel, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Más allá de las pueblos que hay dentro de los límites del parque (en donde viven unas 20.000 personas), el monte ha sido un lugar explotado por el hombre desde tiempo inmemorial: se obtenía madera, piñones, resina, liquen, carbón, plantas medicinales, había caza, ganadería, etc., lo que ha llegado a crear un paisaje cultural, resultado del uso, del saberse adaptar, de vivir con la naturaleza.

Eléboro fétido, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Muchas plantas tenían un uso. Una de las más peculiares es el eléboro fétido (Helleborus foetidus), la más venenosa de la sierra. Esta planta es altamente tóxica por lo que se utilizaba para envenenar puntas de flecha, de ahí uno de sus nombres populares, la planta ballestera. La peculiar forma de sus hojas le ha dado también otro nombre: la marihuana de los tontos.
Uno de los aspectos más sorprendentes, por que lo ignoraba todo sobre ello, es lo que en la zona llaman resiego.



Resiego, P.Nat. Sierras de Cazorla, Segura y las Villas. Imagen Ángel M. Bermejo (c)
Es un concepto interesante: obtener un beneficio de un árbol, de un ser vivo, pero sin acabar con él, para poder volver a utilizarlo en el futuro. Ahora llamamos a eso “desarrollo sostenible”, pero la idea, con otro nombre, o incluso sin nombre, se ha aplicado en estas sierras desde tiempo inmemorial. Tal vez entrara dentro de lo que se consideraba “sentido común”.
Del viaje al Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y las Villas me quedo con la idea de haber caminado por un paisaje cultural. Y con el detalle del resiego, que da mucho en qué pensar. ¿Habías oído hablar del resiego alguna vez?






Algunas recomendaciones:
Restaurante El Curro, Burunchel, La Iruela