martes, 10 de enero de 2012

Fernando Benítez, el Kapuscinski mexicano


El escritor Carlos Fuentes ha reconocido que le apasionan tres autores de literatura de viajes: Bruce Chatwin, Peter Matthiessen y Fernando Benítez. No creo arriesgarme mucho si digo que los dos primeros son muy conocidos y apreciados por los aficionados a este tipo de literatura, pero que al tercero no lo conoce casi nadie.
Sin embargo, Fernando Benítez fue el Kapuściński mexicano: periodista, ensayista, escritor y viajero siempre atento a la vida de los otros.
Para él, el otro no estaba muy lejos de su casa: son los indios de México.
El inglés Chatwin escribió Colina negra —sobre los mineros galeses— después de hacerlo sobre la Patagonia, Australia y Benin, y el estadounidense Matthiessen siguió el espíritu de Crazy Horse después de perseguir al leopardo de las nieves en el Himalaya. Benítez, sin embargo, no se desplazó a continentes lejanos para hacer el gran viaje de buscar al otro que, como los otros dos escritores acabaron descubriendo, no tiene que andar perdido a miles de kilómetros. Para él, los indios de México forman parte de su propio país aunque sean tan ajenos a él. Y descubrió que no hay un solo México, sino muchos.


Benítez partió en su búsqueda, a pie, en mula, en avioneta. Se ganó la confianza de muchos y la desconfianza de otros. Algunos le contaron sus secretos. A veces viajaba durante meses, y reaparecía cubierto de polvo y con unas libretas llenas de apuntes que son un tesoro.
Su obra es una fascinante relación de aventuras y datos, de experiencias e informaciones que nos hacen ver el mundo de otra forma. Él mismo lo cuenta en Los indios de México: “...recorrí los vientos y polvaredas de marzo, las noches heladas, los ardientes mediodías, las auroras, los atardeceres, y reanudé mi relación con un cielo desvanecido de mi memoria”.


Los indios de México es una antología, en un sólo volumen, de una obra publicada en cinco tomos. También se han publicado de forma independiente algunos textos, los más famosos, como En la tierra mágica del peyote —en donde hace la primera descripción completa de los huicholes en busca del peyote: “es sobre ese lanzarse al abismo, sobre ese riesgo de volverse loco, que los huicholes han creado un inmenso ritual, un código de señales secretas...”— y Los hongos alucinantes, en donde narra sus experiencias guiado por María Sabina: “los chamanes representan el santoral del mundo salvaje ... María Sabina debe verse incluida en ese santoral. Cortadas las comunicaciones desde hace milenios, aislada en sus montañas … ella sigue construyendo escalas y levantando mapas místicos en que concurren las entidades cada vez más divorciadas del cielo, de la tierra y del mundo subterráneo de los muertos.


Otro libro fascinante es La ruta de Hernán Cortés, en el que Benítez recorre el itinerario seguido por el conquistador, ofrece una descripción del México actual (el de 1950, fecha de su publicación). Y, sobre todo, nos da una visión de la creación de este mundo nuevo, el México mestizo. Este proceso es algo único. El primer mestizo, dice Benítez, “es un ser tan extraño como un centauro”.
Hoy, 10 de enero, se cumplen cien años del nacimiento de Fernando Benítez en Ciudad de México.

3 comentarios:

  1. Ángel, ¿le parece a Vd. que estos libros de Benítez siguen siendo una buena lectura? (me refiero más allá de conocer como era la situación hace 60 años y, tal vez, intentar buscar rastros de un mundo perdido)

    Me encanta lo de que "el primer mestizo es un ser tan extraño como el centauro".

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  2. Si a mi también me encantó eso del primer mestizo es un ser tan extraño como el centauro.

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  3. También agradezco el artículo que hace vigentes la lectura de la obra de Fernando Benítez de unos pueblos que en esta vorágine son cada vez menos evidentes.
    Saludos.

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