miércoles, 26 de junio de 2013

Toque de ánimas en Tornavacas

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 Durante siglos, la vida de las comunidades ha estado marcada por los toques de las campanas. Están los que dividen el día —maitines, ángelus, vísperas, etc. o, en un mundo desacralizado, por horas exactas—, los que dan noticias o alarmas —toque de fiesta, de muerte, de fuego…— o los que llaman a misa.

Un toque muy peculiar es el de ánimas: nos recuerdan a nuestros difuntos. Este toque se suele hacer en ese momento del final del crepúsculo vespertino, cuando casi es de noche pero todavía hay un resto de luz en el aire.

sábado, 22 de junio de 2013

La cereza: algo más que un postre


 
Lo escribió Federico García Lorca:



“Sobre caballitos

disfrazados de panteras

los niños se comen la luna

como si fuera una cereza.”



No diré aquí si alguna vez me he comido la luna pero sí que, en el último viaje al Valle del Jerte, cerezas me he comido unas cuantas.



Hay algo de regreso a la infancia cuando te subes a un árbol con frutas maduras, te aseguras bien en una rama y empiezas a comer. Que recuerde me ha pasado sólo con dos tipos de árboles: morales y cerezos.




He tenido ocasión de revivir esta ilusión hace pocos días en el Valle del Jerte adonde acudí para la celebración de la Cerecera. La temporada de recolección de la cereza se extiende entre las últimas semanas de la primavera y las primeras del verano. Es uno de los momentos de mayor actividad en el valle y alrededor de este importante hecho que aquí tiene dimensiones económicas pero también sociales y culturales se organizan muchas actividades que pueden ser de interés para el visitante, desde visitas a las cooperativas a jornadas gastronómicas.



Ya sé que visitar una cooperativa no es lo primero en lo que uno piensa cuando va de turismo a cualquier sitio. Pero es una manera rápida de aprender sobre la realidad de un lugar. Sobre todo en un valle como éste, lleno de pequeños propietarios que producen un producto perecedero que necesita una distribución muy rápida y eficaz.




Creo que siempre se ha considerado a la cereza como una fruta que se consume tal cual y que, como mucho, podía tener productos derivados como licores, confituras y poco más.



Pero en los últimos años se están buscando nuevos usos a las cerezas. Los dos que más me han atraído son su uso en tratamientos de salud y belleza y, por supuesto, su salto a la gastronomía como ingrediente de cualquier plato.




En el spa del hotel Balneario se aprovechan las agua mineromedicinales que surgen en un paraje del término de Valdastilla y que tienen fama desde hace mucho tiempo. Pero no hay nada como terminar un circuito por las instalaciones del balneario con un masaje con geles y aceites que incorporan la cereza entre sus ingredientes y así aprovechan sus propiedades (hierro, vitaminas, flavonoides, etc.). Tuve ocasión de probarlo y fue una experiencia muy muy satisfactoria.




Fue muy curioso descubrir en algunos de los restaurantes que participan en las jornadas gastronómicas cómo, en los últimos ocho o diez años, la gente le ha perdido el miedo a utilizar la cereza en la cocina. 


Debieron de empezar con el gazpacho y el salmorejo sustituyendo un poco de tomate con cerezas hasta suprimir el tomate totalmente. Una vez dado ese paso ahora ya no les tiembla el pulso y le ponen cerezas al arroz, al pescado, a la carne, hacen sorbetes, helados, emulsiones, salsas, vinagretas, mousses, cremas, crujientes, confituras, mermeladas, sopas, jugos, chutneis y un largo largo etcétera. 


Los que quieran seguir comiéndolas una a una, como toda la vida, también pueden. 
 
Y para terminar recuerdo una canción del extremeño Pablo Guerrero, Dulce muchacha triste, que también utiliza literariamente a la cereza, en este caso del Jerte.


lunes, 17 de junio de 2013

Un fin de semana perfecto en el valle del Jerte






        Si me preguntan por un término geográfico que me atraiga, que me haga liberar la imaginación, tal vez mi elegido sea el de valle. Me hace pensar en un lugar protegido por montañas, una unidad creada alrededor de un río y muy diferente de lo que pueda haber a su alrededor. Hay algunos valles que tengo muy dentro de mi memoria personal como los de Lozoya o Mena, pero hay muchos otros que me resultan especialmente atractivos por una u otra razón. El último que he recorrido ha sido el del Jerte

sábado, 15 de junio de 2013

Viaje al país de Rabelais


El camino desde Orleans hacia Chinon, a lo largo del Loira y de algunos de sus afluentes, permite adentrarse en la Turena. Estamos en el corazón del "Jardín de Francia", donde, entre castillos, bosques y viñedos, se ha escrito buena parte de la historia francesa. Y también de su mejor literatura.