lunes, 20 de febrero de 2012

Socotra, la isla de los genios, de Jordi Esteva



Socotra, la isla de los genios, de Jordi Esteva, es uno de esos libros que nos hacen soñar y viajar mientras lo leemos. De esos con los que, de repente, te das cuenta que estás en casa, que no estás en esa isla perdida en el Índico porque —durante un rato— te has creído que estabas allí. Sí, de vez en cuando te crees que estás acompañando al autor, encontrándote con las gentes de la isla, acampando en lugares remotos, escuchando sus historias alrededor de una hoguera, caminando entre los árboles de la sangre de dragón, bañándote en pozas escondidas. Descubriendo un mundo perdido.
Se dice que Socotra es una isla misteriosa, lejana, de la que no se sabe nada. Lo que no es cierto, porque se sabe que es una isla que aparece y desaparece, en la que Gilgamesh encontró la planta de la inmortalidad, adonde la reina Hatchepsut enviaba sus naves para obtener mirra, donde Urano tenía su trono antes de ser castrado por su hijo Kronus, donde Zeus Trifilo construyó su propio templo. La isla bendita de Cástor y Pólux, la de los más sabios nigromantes del mundo entero, la del ave Roc.
Sí, ya sé que todo esto que digo son hechos difícilmente comprobables, pero qué importa. Lo que me importa es que es la isla sobre la que puse el dedo en el mapa una noche lejana —ebrio de sueños y aturdido por tantos mapas y ansias de viajar— y me dije que alguna vez iría allí. Conseguí hacerlo hace menos de dos años. Y ahora, leyendo el libro de Jordi Esteva, me encuentro que él tuvo la misma experiencia, la misma idea, el mismo sueño. El sueño, y cómo lo cumple, es lo que nos relata en este libro.
Jordi Esteva llega a Socotra y la recorre en coche, en lancha, en lo que sea. Pero sobre todo viaja a pie, adentrándose en las montañas. Acampa en valles profundos y en playas solitarias. En todos los lugares busca historias antiguas. En ese sentido realiza el viaje más básico que se puede emprender: a pie, durmiendo donde encuentra sitio, hablando con la gente, buscando historias, olvidándose del tiempo. Es, en realidad, el mejor viaje posible.
P.D. Ayer hablé con Jordi Esteva en la radio. La conversación se puede escuchar pinchando aquí. Empieza en el minuto 18'18''. Buen viaje.

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