lunes, 28 de mayo de 2012

Cannes y el cine, 1: dormir con Marilyn

Cannes. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Ayer terminó la 65ª edición de Festival de Cine de Cannes, el que para muchos es el mejor del mundo. Durante unos días el festival ha copado toda la atención. Hoy, que las estrellas ya no se pasean por La Croisette, se podría pensar que todo ya ha terminado.
Pero ni mucho menos. La relación entre Cannes y el cine es permanente, y en cualquier momento del año es posible revivir la magia del séptimo arte en las calles de esta ciudad.

Cannes. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
La manera que más me gusta, donde la ciudad rinde un homenaje perpetuo al cine es en las pinturas murales que adornan medianerías y algunas fachadas de edificios públicos. Todo empezó como una idea en 2002, y a partir de 2004 empezaron a aparecer, poco a poco, pero de forma regular, estos guiños enormes al mundo del cine.

Cannes. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Al caminar por las calles de Cannes nos asombran continuamente desde las alturas. Allí están Chaplin y el chico (10 boulevard Vallombrosa), con esas miradas que siguen emocionándonos después de tantas décadas. Más allá Jacques Tati y ¿su sobrino? miran los carteles de sus películas (place du Suquet), mientras que Buster Keaton rueda sin perder la seriedad (29 boulevard Victor Tuby). El reverso del decorado de un rodaje puede apreciarse en el 7 rue des Suisses. Uno de los murales más espectaculares es el que representa a Gérard Philipe como Fanfan la Tulipe en el 3 boulevard Victor Tuby.

Cannes. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
En la estación de ferrocarril, como no puede ser menos, se rinde homenaje a los hermanos Lumière y a la entrada del tren en la estación de La Ciotat (la primera película proyectada en público), con el añadido de un mural sobre el TGV. Muy cerca, también en la place de la Gare, Jean Gabin se asoma a la ventanilla de un tren en La bête humaine, pura dignidad humana sobre la fachada de un aparcamiento de varios pisos.

Cannes. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Y hay muchas más pinturas por descubrir, lo que hace de un paseo por Cannes una suerte de permanente descubrimiento: los besos más famosos de la historia en la fachada de un edificio de apartamentos, los conductores más rápidos en un aparcamiento, algunas estrellas sobre la estación de autobuses.

Cannes. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Incluso se puede dormir con Marilyn Monroe (pintada en la fachada) de algún hotel. El hallazgo surge al doblar cualquier esquina.

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