lunes, 19 de diciembre de 2011

Tromso: sentirse como Amundsen durante un minuto

Excursión en trineo de perros en Tromso. Foto: ángel M. Bermejo (c)

Ahora que se habla tanto de la llegada de Amundsen al Polo Sur hace 100 años, se recuerda que una de las razones por la que el explorador noruego llegó a su meta antes que Scott fue que eligió bien. Perros en lugar de caballos -que se adaptaron mucho mejor al medio- para tirar de los trineos.
Ahora mismo hay varias expediciones en la Antártida tratando de rememorar la hazaña de Amundsen y su equipo. Pero todas presentan una importante diferencia respecto a la de hace un siglo: ninguna lleva perros para tirar de los trineos.
Ni perros no caballos. Y por una razón fundamental: no se pueden llevar animales a la Antártida.
Por eso, una vez más, el recuerdo de Amundsen no nos lleva al Polo Sur, sino a Noruega: un buen lugar en donde experimentar, aunque sólo sea por unas horas, un recorrido en trineo tirado por perros sobre la nieve.
Cerca de Tromso realicé una pequeña excursión en trineo tirado por perros. No pretendo decir que fuera una experiencia semejante a la de Amundsen, pero sí que es la manera que cualquiera de nosotros puede tener de sentir algo así.

Excursión en trineo de perros en Tromso. Foto: ángel M. Bermejo (c)
Perderse por las soledades blancas.
Oír el roce de las cuchillas de los trineos en la nieve.
Mirarse en los ojos azules de los perros.
Notar el aire frío en la cara.
Apreciar la relación entre los perros y sus cuidadores.
Pasar entre abedules de corteza tan blanca como la nieve.
Oír ladridos, ladridos, ladridos.
Sentir la naturaleza como lo harían los viajeros árticos de hace siglos.
Oler el orín de los perros, que continuamente van dejando la huella aromática de su paso.
Dar un bote al pasar sobre un hoyo
Sentir, aunque sólo sea un momento, el silencio blanco.

Excursión en trineo de perros en Tromso. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
No, nunca fuimos personajes de los relatos de Jack London, ni exploradores del Ártico con trineos de 16 perros, ni mineros en Alaska en los tiempos de la fiebre del oro, ni tramperos en Canadá, ni leñadores de los bosques boreales, ni cazadores, ni correos del zar. Nunca esperamos tres días encerrados en una tienda de campaña a que pasara la tormenta. Pero como la épica es una asignatura que no explicaban en la escuela a la que fuimos, nos contentamos con devorar ávidamente -aunque sean migajas- las oportunidades que nos regala la suerte. Somos conscientes de que para ser felices nos basta con sentir, aunque sólo sea un momento, el silencio blanco.

2 comentarios:

  1. Es verdad que pasear en un trineo de perro es una de las experiencias más conmovedoras y emocionantes!Se aprende muchísimo (en ocasiones, hasta las nociones básicas de cómo conducirlo) de una actividad que siempre hemos encontrado en los libros y las películas de exploradores y aventuras!Muy buena sugerencia!

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  2. Una alimentación equilibrada es clave para que tu perro viaje sin contratiempos. Con la dieta adecuada, su bienestar digestivo y energético se mantendrá, garantizando una travesía cómoda y feliz.

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