lunes, 20 de diciembre de 2010

Madrid desde el aire


La semana pasada fui a ver la exposición Asómate a Madrid, de fotografías aéreas de la Comunidad de Madrid realizadas por Ángel Fernández Rincón. Se ha inaugurado recientemente en la plaza de la Independencia, 6.

Hay algo especial, siempre, en las fotografías aéreas. Te enseñan un lugar desde un punto de vista que, lógicamente, está fuera del alcance de la mayoría. Y eso atrae, por definición.

En esta ocasión no estamos viendo paisajes lejanos, sino -en mi caso- lo más cercano posible. La ciudad en la que he nacido y las tierras que la rodean. Al ver la exposición estuve paseando por los lugares que mejor conozco del mundo: Madrid, Aranjuez, la sierra de Guadarrama, etc. ¿Y cuál es la gracia de ver fotos de lo que conoces? Pues que así lo conoces mucho mejor. Mucho mejor. Parece mentira, pero creo sinceramente que, veinte minutos después de entrar a ver la exposición, conocía mejor la tierra en la que he nacido y vivido desde entonces.

En esta exposición, en la que hay unas 40 fotografías de un trabajo más amplio, hay de todo: ciudades, pueblos, ríos, montañas, campos de cultivo, bosques, palacios, casitas, rascacielos, embalses, jardines, puentes, castillos, monasterios... Grandes ciudades, parajes desérticos y montañas nevadas. Y la cruz de Valle de los Caídos como nunca jamás la había visto (¡qué vértigo!).

De repente asumo que vivo en un lugar en el que se pasa en pocos kilómetros del paisaje alpino del Peñalara a las vegas feraces del Tajo o a zonas semidesérticas cerca del Jarama.

Hay fotos más o menos evidentes: el Palacio Real y la catedral de la Almudena, la Puerta de Alcalá, las torres que hay ahora en la antigua ciudad deportiva del Real Madrid.

Pero también hay imágenes realmente inesperadas, y éstas son las buenas. O al menos las que me interesan.

Un grupo de ciervos que huye de la presencia del helicóptero, y que recuerdan las imágenes que vemos de los parques africanos (sólo que a cuatro pasos de la Puerta del Sol). Campos de cultivo en los que un agricultor ha dibujado un rastro delirante (¿perseguiría a una mariposa con el tractor?).

La que más me gusta es la que muestra la visión de un momento fugaz: un paisaje helado. Un amanecer invernal, un frío que pela, unos campos en barbecho (sí, sí, ya sé que por lo descrito hasta ahora es lo menos agraciado posible para fotografiar, pero...). El Sol se cuela entre las nubes e ilumina el campo a salpicones. La escarcha que empieza a desaparecer. Diez minutos después de que se tomara esa foto esa imagen ya no existía.

Otro detalle: después de un año dedicado a la celebración del centenario de la Gran Vía, por fin veo una imagen nunca vista: una vista aérea en la que se juega con la luz y las sombras. ¿Por qué aparece esta foto ahora, cuando se acaba el año de la Gran Vía?

3 comentarios:

  1. Escuché la noticia de la exposición pero no recuerdo la fecha de finalización.
    Por cierto, me gustó tu paseo por Kenia y Tanzania de este fin de semana en la radio.

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  2. gracias
    la exposición está hasta el 31 de marzo

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  3. Ami me gusta todo lo que tenga que ver con el arte, y por lo general siempre me hospedo en un Hotel cerca del Museo del Prado o en elgun otro que quede en triangulo del arte.
    tuve la oportunidad de ver esta expocision y me encanto, la las imagenes son impactantes, limpias y tienen una gran calidad...saludos

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