viernes, 25 de noviembre de 2011

La Sinagoga del Agua en Úbeda, Jaén


Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

En la puerta no hay nada que avise de que vas a entrar en un lugar especial: un mostrador donde te atienden y cobran la entrada, unas estanterías con un surtido de libros y recuerdos junto a las que pasas sin fijarte, y poco más. Nos adentramos en la Sinagoga del Agua de Úbeda.
Y empieza la aventura. El ruido de la calle desaparece. En realidad desaparece el mundo exterior en cuanto se descienden los siete escalones hasta la primera estancia. Ahora estamos en otro tiempo, tal vez en el siglo XV o XVI. Hay una mesa, una silla, unos bargueños, unas arquetas, recado de escribir listo para ser usado. También hay imágenes de santos y vírgenes. A esta sala la llaman El despacho del Inquisidor, y reproduce -con muebles de época pero provenientes de otros lugares- lo que podría ser una estancia de la casa del vecino de la calle, que ostenta en la fachada el escudo de la Inquisición. Aunque hay algunos detalles curiosos en vitrinas, o encastrados en la pared, todavía nos encontramos en un museo como hay muchos más. Aunque con un detalle sorprendente: ¿el señor inquisidor vivía junto a una sinagoga?
Entonces pasamos bajo un arco y llegamos a lo que debía ser el patio de la casa del rabino. Nos dicen que en realidad es un antiguo patio, pero que alguna reforma del edificio lo cegaron para añadir habitaciones en el piso superior. Esta sala está dedicada a tratar las tres religiones que de alguna manera convivieron en la Península durante varios siglos, aunque se da mucha importancia a los judíos.


Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
A nuestro alrededor hay documentos originales de siglos de antigüedad. También unas columnas que terminan en unos capiteles de hoja de palmera -¡el árbol de la vida!- con siete ramas.

Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Seguimos estando en una sala de un museo, aunque el espacio empieza a mostrar signos de ser algo peculiar. De aquí arranca una escalera que sube, un pasadizo estrecho que se pierde por una escalera hacia el subsuelo y aparece una puerta de aspecto majestuoso... El lugar parece plantear algo parecido a un laberinto. ¿Qué camino seguiríamos si estuviéramos solos? (*) ¿Tomaríamos la escalera que se hunde en el subsuelo, o la que sube hacia no se sabe donde? ¿O atravesaríamos la gran puerta de madera de nogal que cierra un arco de piedra labrado con molduras de significado misterioso? La puerta... una puerta siempre ha sido el símbolo de lo que enlaza dos mundos diferentes, el paso entre dos realidades muchas veces contrapuestas. ¿Lo profano y lo sagrado, la ignorancia y la sabiduría?

Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Tal vez. Y por eso la llaman Puerta del Alma. Y es la que conduce hasta la sinagoga (**), el espacio donde la comunidad judía se reunía para los servicios religiosos y la lectura de la Tora. 

Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Es un espacio dividido en tres naves por dos arcadas. Sobre la de la izquierda, se encuentra la galería de las mujeres, desde donde éstas asistirían a las ceremonias ocultas tras unas celosías. Es probable que en otro tiempo esta sala estuviera más adornada, pero la desnudez de los muros le da un aspecto de refugio, de gruta aislada del mundo. Ha habido que atravesar dos salas para llegar a ésta, elegir entre las diferentes alternativas en el camino, y todo ha tenido el carácter de una iniciación: no se llega a lo importante a la primera.

Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Y estamos en el lugar que da nombre al conjunto. La sinagoga, sí, ¿del agua? Sí. En esta sala hay cinco brocales de pozo, cada uno a pocos metros del siguiente. Pero cada uno con alguna característica propia, ya sea por su mera forma o por alguna circunstancia más extraña:


Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)


Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)


Andrea Pezzini (ArtificiS) durante la visita a la Sinagoga del Agua, Úbeda. Imagen: Ángel M. Bermejo (c)

Pero fuera de la gran sala, la escalera que se hundía en en fondo de la tierra sigue siendo tentadora. 


Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Y si el descubrimiento de la gran sala de la sinagoga escondida tras una fachada como otra cualquiera de una calle cualquiera del centro de de Úbeda parecía el culmen de la visita, es sólo una apreciación a medias. Bajando por las escaleras se llega a tres espacios diferentes: la Sala del Compromiso, la Cantina de las Tinajas y el Micvé.

Sinagoga del Agua, Úbeda. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
Es probable que el último espacio del conjunto, el más íntimo, el que presenta una pared de roca viva, sea un micvé, el lugar del baño ritual de los judíos. De ser así sería un caso único al encontrarse la sinagoga y el micvé juntos.
En el centro del espacio hay un hueco escalonado excavado en el suelo por el que fluye el agua de forma natural y alcanza un determinado nivel. Aquí sí que estamos lejos de los ruidos de la calle, en un espacio íntimo y cada uno oye sólo sus pensamientos. Hemos hecho el recorrido completo: hemos entrado en la tierra en busca del agua; a pesar de la profundidad hay aire y se respira bien; sólo haría falta el fuego para alumbrar el lugar en otro tiempo.
Pero no siempre. Según nos cuenta Andrea Pezzini, el guía que nos enseña este tesoro de historia y vida, unos pocos días al año, alrededor del solsticio de verano, y durante unos pocos minutos, un rayo de sol se cuela por una abertura en el techo y avanza hasta alcanzar el baño. La escena debe ser maravillosa.
Además de todo esto hay otros tres detalles muy peculiares sobre este lugar de los que hablaré otro día.

(*) Es una pregunta retórica: la visita se hace siempre con guía y no puedes ir por donde quieras.
(**) No hay una certificación oficial de que el lugar haya sido una sinagoga, aunque todos los indicios hacen pensar que es así. 

10 comentarios:

  1. Gracias Agustín, un placer verte por aquí

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  2. Ángel, el post (y las fotos) son geniales. Gracias por contarlo con tanta sensibilidad.
    Si quieres ver tu (y tus seguidores) algunas imagenes del solsticio, pues, aqui las tienes (no comments sobre la musica) http://artificisturistica.blogspot.com/2010/12/la-luz-del-solsticio-sobre-la-sinagoga.html

    Estás invitado al solsticio de verano 2012.

    Un abrazo.
    Andrea (ArtificiS)

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  3. Sobre el solsticio
    http://www.flickr.com/photos/56278669@N08/6344415170/

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  4. Gracias Andrea por enseñarlos la sinagoga, y por las fotos del solsticio. Un abrazo.

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  5. Gracias Me gusta Úbeda, esa visita a la sinagoga fue un momento especial.

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  6. gracias a las personas que tienen inquietud investigadora, en este caso a dryMartínes, tenemos al alcance de todos unas realidades que anteriormente fueron desconocidas.
    Lo que dryMartínes nos muestra tiene una categoría que sobrepasa lo normal, cosa que han salvado en Ubeda los que han reformado el lugar. Que si bien en su tiempo fue sinagoga, tiene su origen en la cultura anterior a los judíos españoles. Cultura solar que dio los altares de fuego y los pozos airónes.
    Recordemos que del Padre Abrahám se nos dice que a la Mecoraba, él allí llevó a su mujer para que tuviera un hijo, y que bebiendo agua del pozo Zam Zam, su mujer dio la estirpe de los árabes originarios del Libro Korán.
    Lo dicho en creencia solar, nos dice que allí donde en barias ocasiones caía un rayo, la divinidad indicaba que el lugar tenia gracia, era lugar santuario. Cavando pozos los creyentes a los que tanto si encontraban agua como si no, se los consideraban Airónes. Sagrados.
    Cuando por negocio genético los israelitas y después los judíos se expanden por todos los lugares conocidos, ellos siempre logran habitar en aquellas eras solares, en donde anteriormente fueran santuarios solares.
    Lo que en el articulo se menciona como piscina para lavarse, es un Airón solar, de origen anterior al padre Abrahám, pues dicha creencia es anterior a la hebrea.
    Ubeda por lo que se ve, tienen un origen mucho más antiguo de lo que aparenta, y nadie nos dice.
    Este lugar anterior a Roma ya fue grande. Razón por la cual los judíos lo hacen suyo. Aunque dudo que a nadie lo enseñaran. Pues ellos de la gracia ajena, cuando de ella se apropian, nada dicen.
    So. Andrés Castellano Martí.

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  7. La antiguedad del pozo que se muestra en la foto nº 9, es de más de 10.000 años.

    So. Andrés castellano Martí.

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