viernes, 22 de abril de 2011

Australia: Northern Territory, V, las pinturas de Kakadu



Lo realmente interesante de las pinturas rupestres del Parque Nacional de Kakadu no estriba en su belleza, sino en que recorren una extensa tradición cultural que se remonta muchos milenios atrás y llega hasta nuestros días. Así, en un mismo abrigo rocoso conviven las representaciones de animales, hombres o espíritus realizadas hace 25 y 25.000 años. Los gagadu afirman que las más antiguas no fueron dibujadas por humanos, sino por espíritus. Y desde entonces, el acto de pintar conecta a la persona con el Ensueño, es decir, con el comienzo de la vida y con su continuación en el futuro.

La palabra y la historia son fundamentales en una sociedad sin escritura. Así, desde hace milenios se sabe que, antes de que existiera el tiempo y el universo tuviera forma, Warramurrungunyi surgió del mar. Luego creó la Tierra, al hombre y le dio el lenguaje. Después llegaron otros creadores, como Marrawuti, el águila marina, que trajo los lirios y se lleva el alma de los muertos; o Ginga, el cocodrilo ancestral, que hizo las rocas; o Almuy, la “serpiente del arco iris”, que creó las colinas y las pozas profundas, y trae cada año la estación de las lluvias y la renovación de la vida.

Cuando terminaron su trabajo entraron en el paisaje, donde permanecen a la vista en algún punto destacado. Son "lugares del Ensueño", centros de energía a los que hay que acercarse con respeto.

Todos ellos, después de crear el mundo, encargaron al hombre la tarea de conservarlo. Y así, el Ensueño es la fuerza que mantiene al ser humano en armonía con el entorno. Por ello, a pesar de estar habitado desde hace miles de años, la mano del hombre no ha modificado Kakadu sustancialmente. Ni en lo físico ni en lo espiritual. Aquí se ha pintado a Almuy sin interrupción desde hace 10.000 años, lo que le convierte en el símbolo religioso continuamente reverenciado más antiguo del mundo.


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