lunes, 21 de marzo de 2011

El bar más meridional del mundo


Mapa que muestra la situación de la isla Galíndez. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

El MS Fram llegó frente a la isla Galíndez y los pasajeros iniciamos el descenso. Saltamos en grupos a las lanchas neumáticas que nos llevaron a la orilla. Navegamos entre pequeños bloques de hielo de un intenso color azul turquesa. Nevaba.
El destino era la estación ucraniana Akademik Vernadsky. Esta base antes fue inglesa y era conocida como Faraday. Es famosa porque fueron los investigadores de esta base los que alertaron del agujero en la capa de ozono en la Antártida.
Los ucranianos compraron la base a los ingleses en 1996 por el precio de una libra.
Entramos en la base y recorrimos las diferentes dependencias. Es interesante este ejercicio de cotilleo, es como ver el piso de unos desconocidos (ves el sitio donde está la lavadora, una especie de biblioteca, etc.), sólo que en el lugar más remoto al que has llegado en tu vida, en la Antártida.
Pero lo que realmente despertó el interés de todos fue el bar. El bar de la estación ucraniana Akademik Vernadsky no es un bar ucraniano cualquiera: es el bar abierto al público más meridional del planeta.


Bar de la base. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

Todos pidieron tragos, es decir, chupitos de vodka. Creo recordar que costaban tres dólares. Es fama que, en este bar, las mujeres que se quitan el sujetador en vivo y lo entregan tienen barra libre, así que algunas aprovecharon la oferta. El ambiente era jovial y distendido.
Fui a pedir mi trago y comprobé, desolado, que me había dejado la cartera en el barco.
El camarero se acercó y me preguntó si quería beber. Le dije que me gustaría, pero que no tenía dinero.
Y entonces pasó lo que no me esperaba. Hizo un gesto con el dedo acercándoselo a la boca, como para insinuar que no dijera nada y me llenó el vaso. Y me dijo:
-Invita la casa.
Brindé a su salud.



Cliente satisfecho saliendo del bar. Foto: Ángel M. Bermejo (c)

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