jueves, 31 de marzo de 2011

Riviera Maya V: el primer cronista de Yucatán



Riviera Maya. Foto: Ángel M. Bermejo (c)


La Riviera Maya es un destino turístico importantísimo, al que llegan cada día miles de visitantes de todo el mundo. Y allá que vamos nosotros para escribir en revistas, hablar en la radio o lanzar en este blog nuestras impresiones de un viaje actual, igual que muchos otros periodistas.
Pero, ¿quién fue el primero que escribió sobre esta costa radiante y luminosa, el primero que puso sobre papel sus impresiones, sus comentarios, sus descripciones?
Hasta donde conozco, ese cronista fue el sevillano Juan Díaz, el capellán de la segunda expedición que, desde la isla de Cuba, llegó a la península de Yucatán en 1518. Esa armada estaba al mando de Juan de Grijalva, segoviano de Cuéllar. En México hay dos ríos con el nombre de Grijalva, lo que produce continuas confusiones. 
El texto de Juan Díaz es conocido como Itinerario de la armada, y en él relata cómo llegaron a la isla de Cozumel (a la que llamaron Santa Cruz) y luego siguieron bordeando la costa de Yucatán, de la que pensaron que era también isla.
Transcrita en castellano actual, dice así: “Viernes a 7 de Mayo comenzó a descubrirse la isla de Yucatán.- Este día nos partimos de esta isla llamada Santa Cruz, y pasamos a la isla de Yucatán atravesando quince millas de golfo. Llegando a la costa vimos tres pueblos grandes que estaban separados cerca de dos millas uno de otro, y se veían en ellos muchas casas de piedra y torres muy grandes, y muchas casas de paja. Quisiéramos entrar en estos lugares si el capitán nos lo hubiese permitido; mas habiéndonoslo negado, corrimos el día y la noche por esta costa...”.
El texto continúa describiendo la costa -que ha cambiado bastante de aspecto, lógicamente- y hace unas comparaciones curiosas. Otro día.

1 comentario:

  1. "se veían en ellos muchas casas de piedra y torres muy grandes, y muchas casas de paja"

    Lo único que ha cambiado son los techos de paja...

    "Quisiéramos entrar en estos lugares si el capitán nos lo hubiese permitido; mas habiéndonoslo negado, corrimos el día y la noche por esta costa...”

    Y que les hubieran puesto una de esas pulseras del todo incluido...

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